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Milei, entre el odio a la información y el discurso nazi

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*Este artículo fue publicado originalmente el domingo 4 de mayo en El Destape y derivó en una denuncia penal del presidente Javier Milei contra Ari Lijalad por calumnias a injurias, una acción que tomó también contra Carlos Pagni y Viviana Canosa.

El presidente Javier Milei publicó hace unos días un largo tuit con 6 preguntas sobre, según él, el periodismo. Las preguntas, formuladas en modo falacia de falsa dicotomía, son estas. Las respuestas para saltear esa falsa dicotomía son sencillas.

  • Dice Milei: «1. Si una persona no tiene ganas de hablar con el periodismo, ¿hay una ley que lo obligue?«

Respuesta: No. Los funcionarios tienen obligación de dar publicidad a sus actos, pero no tiene que ser a través del periodismo.

  • Dice Milei: «2. Si una persona le manifiesta a los periodistas que no quiere hablar con ellos, ¿tienen los periodistas derecho a perseguir, hostigar y acosar a una persona para tener una respuesta?«

Respuesta: No. Ni los periodistas ni nadie.

  • Dice Milei: «3. Frente a la no respuesta, ¿tienen los periodistas derecho a golpear a la persona con el micrófono en la cara?»

Respuesta: No. Ni los periodistas ni nadie.

  • Dice Milei: «4. En caso de que la persona abordada por las cámaras sea de conocimiento público que es fotofóbico, ¿es lícito que el camarógrafo le ponga luces en la cara sabiendo que daña los ojos de la persona?«

Respuesta: No. Milei dijo que él es fotofóbico y por eso no charla con sus presentadores televisivos ocasionales en el Salón Blanco de la Casa Rosada porque le molestan los espejos, aunque hizo una excepción en la enésima presentación institucional que hicieron con Luis Majul. Pero si se refiere al episodio donde Santiago Caputo, a quien no se le conoce fotofobia, intimidó a al fotoperiodista Antonio Becerra, las imágenes muestran que no usaba flash y que el hombre más poderoso del gobierno le tapó el lente y luego le sacó una foto a su credencial.

  • Dice Milei: «5. ¿Es lícito que los periodistas metan drones en la casa de una persona?»

Respuesta: No. Ni los periodistas ni nadie.

  • Dice Milei: «6. ¿Es lícito que los periodistas mientan, calumnien e injurien sin permitir que la persona agraviada pueda defenderse? ¿Y si, además, el periodista recibe fondos públicos para hacerlo?«

Respuesta: No. No hay una ley que permita mentir, obviamente, y las calumnias e injurias son un delito cuya sanción penal en casos de interés público fue eliminada por CFK en 2009 para romper con la herramienta que se utilizó durante años para silenciar a periodistas, en especial en la era Menem. Contestarle a un periodista, decirle que miente, refutarlo, no es un ataque, sino parte del diálogo democrático. Y que reciba fondos públicos (se debe referir a pauta) no cambia nada y no se entiende por qué lo pregunta, ya que, según él, ahora no hay pauta.

Las preguntas estaban todas mal formuladas, de nuevo, en modo falacia de falsa dicotomía, solo para dar por hecho algo para sostener un argumento falaz. El tuit, sin embargo, no se limitó a estas preguntas de fácil respuesta, sino que el presidente Milei se respondió a sí mismo así: «Todas estas cosas el periodismo las hace regularmente y hasta la llegada de las redes sociales con impunidad total y absoluta. Por eso odian a las redes sociales. Hoy no pueden extorsionar y chantajear. Sus ingresos caen y por eso pegan. Naturalmente, si en cada uno de los puntos notás el comportamiento depravado y violento del periodismo ahí entenderás la frase: NO ODIAMOS LOS SUFICIENTE A LOS PERIODISTAS«.

No le interesaban las preguntas, tampoco las respuestas. Ya tenía la conclusión. Lo que quería eracontinuar con el proceso de incitación al odio y la violencia contra el que piensa distinto, que hace semanas propaga bajo la consigna «no odiamos suficiente a los periodistas» pero que se inscribe en el contexto en el cual el presidente trata a todo el que piensa distinto como un virus a extirpar de la sociedad, el mismo discurso que utilizaban los nazis para justificar el asesinato de millones de judíos.

El odio a la información.

Nada de esto son exabruptos del presidente. Al contrario: Milei fue muy astuto en su relación con los medios tradicionales que, al igual que con Donald Trump, le hicieron la campaña de instalación gratis. Milei hizo un juego simple: declaraciones picantes, agresivas, hasta ridículas, replicadas al instante por buena parte de un sistema de medios indignado o cómplice.

Esas declaraciones a los gritos, con insultos y soluciones mágicas, no eran en el vacío: Milei detectó un descontento e insatisfacción en la realidad material de millones de personas que luego de un gobierno antiperonista y otro peronista tenían salarios de pobreza. Frente a ese enojo real se ofreció como un ciudadano enojado con un vocabulario mitad brutal, mitad técnico que traía una solución. Buena parte de los medios, que la sociedad ya identifica con intereses económicos hace rato (desde la discusión por la Ley Audiovisual en 2009) y, muchas veces con razón, como parte del sistema de privilegios que los deja afuera, respondieron indignados frente a lo que Milei decía. Campaña gratis. Era más fácil identificarse con el ciudadano enojado que con el comunicador de traje caro en un medio cuyos dueños te cobran cada día más el abono del celular o la luz.

En paralelo Milei también desarrolló su comunicación a través de redes sociales, donde no hay intermediación ni de periodistas ni de medios, en un contexto donde la tecnología y, sobre todo, la inversión de mucho dinero, permiten enviar discursos personalizados para cada oyente, cosa imposible de hacer en un medio tradicional. Esta es, según Milei, la razón por la que los periodistas «odian las redes sociales».

Es falso que los periodistas odiemos las redes sociales. Son una herramienta fundamental, como insumo de información y como canal de difusión de nuestro propio trabajo, que amplifica nuestra audiencia y que incluso en muchos casos se monetiza. Milei busca instalar que cualquiera puede informar desde su cuenta de Twitter y que eso pone nervioso al periodismo que pierde el monopolio de la producción de información. Pero eso es falso: difundir algo en una red social y hacer periodismo son dos universos distintos. La información en sí misma no tiene valor si no se chequea, investiga, relaciona, pone en contexto y finalmente se publica. Cualquiera puede cantar el feliz cumpleaños, no significa que sea músico; cualquiera puede publicar un dato en una red social, no significa que sea periodista.

Tampoco es cierta la dicotomía entre periodismo e ideología, estigmatizada bajo la figura del periodista militante. Los periodistas somos sujetos políticos que, además, producimos información de manera profesional. Es evidente que la realidad es ilimitada y que siempre se prioriza qué informar. Pero eso es parte del profesionalismo, no un defecto. Se selecciona, investiga, contextualiza y finalmente se emite la información producto de ese trabajo profesional, que siempre tiene un tamiz ideológico pero que eso no implica ni mentir ni realizar operaciones de desinformación.

Lo que sucede no es que los periodistas «odian las redes sociales» sino que Milei odia la información periodística. Tiene sentido ya que la información periodística profesional puede desarticular su eterno homenaje a la película «Don´t look up». Spoiler: en la película descubren que un meteorito va camino a la tierra; mientras no se ve, desde el gobierno dicen que es una mentira de los científicos; cuando se acerca y queda a la vista directamente le dicen a la población que no mire para arriba: «Don´t look up«. Spoiler de nuevo: la mentira hizo que no eviten el problema y el meteorito destroza la Tierra. El meteorito es el plan económico de Milei, cuyas consecuencias se empiezan a ver y, spoiler, termina mal.

Milei busca en realidad que su opinión sea la dominante y eso la haga imponerse como un hecho. Que desaparezcan los medios tradicionales y los periodistas y reemplazarlos por un monopolio de circulación de su opinión impuesta como hecho. Tiene de aliado a Elon Musk, dueño de X, para esa operación. La información periodística puede desarticularla. Y ser un freno a esa práctica autoritaria.

Periodistas o Relacionistas Públicos.

Volviendo al último párrafo del tuit de Milei: ¿Hubo personas disfrazadas de periodistas que extorsionaron, chantajearon, hicieron operaciones judiciales con servicios de inteligencia y se enriquecieron en el toma y daca de la información que se publica y, sobre todo, la que se silencia? Si. Pero el truco está en que cuando una persona hace eso deja automáticamente de ser periodista y trabaja de otra cosa.

Los ataques de Milei no distinguen entre periodistas y relacionistas públicos o comunicadores institucionales. Son dos trabajos distintos: unos publicamos información que alguien no quiere que se publique, otros reproducen lo que alguien quiere que se diga. Pero Milei quiere silencio total: de quienes no controla y de quienes son controlados por otros.

Que el andamiaje intelectual de Milei sea acotado no implica que no lo tenga estudiado al detalle y lo siga a rajatabla. Milei tiene dos pilares aprehendidos: el de una secta del pensamiento económico y el del movimiento político de la nueva derecha. Su construcción política se posa sobre una realidad económica material de enorme descontento para la que trae una solución mágica que, alega, nunca se probó, pero no es más que un neoliberalismo con Twitter. Y suma a esto la revolución tecnológica que transformó el viejo paradigma de la comunicación, donde se pretendía que un mismo discurso llegara a la mayor cantidad de gente cuando ahora se pueden enviar mensajes directos a cada persona según sus intereses.

Milei es performático en la aplicación de esos pilares que estudió y aplica y que están bien detallados en el libro «Los ingenieros del caos» de Giuliano da Empoli. En el caso de los ataques diarios a distintos periodistas, es una táctica desarrollada por el Movimiento 5 Estrellas italiano. Ese espacio comunicaba su línea política a través de un blog, no de los canales oficiales: Milei copió también esto con la Oficina del Presidente, que no figura en el organigrama estatal.

Da Empoli detalla que «desde finales de 2013, el blog presentaba una sección dedicada al ‘periodista del día’: por lo general, se trataba de un reportero que hubiera criticado al Movimiento. Se le señalaba ante las masas de grillinis (los seguidores del humorista Beppe Grillo, cara visible del espacio) como ejemplo de mala fe y corrupción de los medios de comunicación italianos y, ocasionalmente, se convertía en objeto de insultos y amenazas en la web».

El libro también cita un informe de la Federación Internacional de Periodistas que, en 2015, advirtió: «El nivel de violencia contra los periodistas (intimidación verbal y física, provocaciones y amenazas) es alarmante, especialmente cuando políticos como Beppe Grillo no dudan en divulgar los nombres de los periodistas que no son de su agrado«.

Lo de Milei es de manual: cada día un periodista. Peor: como señalamos más arriba, no distingue entre periodistas y relacionistas públicos, pero el objetivo es el mismo. Por eso en pocos días puede meter en la misma bolsa a Roberto Navarro, Antonio Becerra y Nacho Girón junto a Jorge Fontevecchia y Carlos Pagni e incluso filtrar que pedirá los despidos de Baby Etchecopar y Luis Novaresio.

Uno de sus voceros paraoficiales, Luis Majul, se ocupó de hacer la distinción entre empleados del diario La Nación y Navarro, al que acusó de golpista. Y, acto seguido, fue Navarro el que recibió un golpe en la cabeza que lo dejó dos días internado.

¿Cuándo es suficiente odio?

En línea con el tuit del presidente se pueden plantear otras preguntas y sus respuestas.

  • ¿Decir que un periodista miente es un ataque a la libertad de expresión? No.
  • ¿Disentir u opinar distinto a un periodista es un ataque a la libertad de expresión? No.
  • ¿Desmentir a un periodista o refutar con información y datos lo que publicó es un ataque a la libertad de expresión? Menos que menos.

Los periodistas no somos vacas sagradas ni tenemos coronita ni ningún privilegio dentro del marco las discusiones y conflictos democráticos. Pero lo que hace el presidente Milei traspasó hace rato los límites ya que las acusaciones de mentiroso, los disensos y las refutaciones reales (prácticamente inexistentes) son en un contexto donde repite «no odiamos lo suficiente al periodismo«. Incitar al odio y la violencia contra periodistas sí es un ataque a la libertad de expresión. Es, además, un delito. Y si lo hace el presidente, que tiene recursos para hacer efectiva la intimidación y la censura, se agrava.

Esto, vale repetir, no son exabruptos: es una táctica pensada, planificada, que consiste en apuntar cada día a un periodista distinto para generar un clima de autocensura donde los no apuntados hasta ahora buscan evitar tanto el señalamiento virtual como sus consecuencias en la vida real (como las que sufrió Roberto Navarro).

Cuando se incita a la violencia contra periodistas con el objetivo de que se autocensuren se ataca también el derecho a la información de millones de personas, que se quedan sin acceder a información que esos periodistas dejan de producir. Así que ya son dos derechos vulnerados que tienen protección por la constitución nacional y los tratados internacionales que la Argentina suscribe.

Toda esta operación ya tiene un logro para Milei: que aún los que no nos autocensuramos tenemos que dedicarle tiempo y espacio (como en esta nota) a hablar del tema, tiempo y espacio que pierden cuestiones como los recortes a las jubilaciones, la quita de medicamentos, la caída del salario real, el aumento de la desocupación, el plan económico de bicicleta financiera, el derrumbe de la obra pública y sus riesgos, los precios de los alimentos, la crisis de la industria, etc.

La incógnita es cuanto será suficiente el odio para el presidente del país de Rodolfo Walsh y José Luis Cabezas.

Voceros.

Milei no está solo en esta cruzada. Necesita validarla y un aliado incondicional es Jonathan Viale, que para eso tomó una encuesta realizada por Zubán Córdoba donde dice que el 81,8% de los consultados está de acuerdo con que el periodismo político es poco creíble.

«¿Por qué pasa esto? ¿Por qué está Milei dele y dele con el periodismo, que ya aburre y cansa?«, se preguntó Viale. Y enseguida se respondió así: «Es muy simple: la respuesta es política. La respuesta es polarizar. Por más que Milei diga no, que es genuino, yo le creo. Pero si vos mirás las encuestas, Zubán Córdoba, no nos da bien, chicos. ¿Quieren la verdad? Es la verdad. El 81% de la gente dice que el periodismo político es poco creíble. ¿Quieren la verdad? Es la verdad. ¿Me gusta? Y… no me gusta. Pero nosotros como periodistas tenemos que poder leer esto sin vergüenza. Nosotros como periodistas tenemos que entender que mucha gente desconfía del sistema periodístico argentino. ¿Estoy diciendo una mentira? Estoy diciendo la verdad. El periodismo argentino está tristemente, lamentablemente desprestigiado. Es la verdad. ¿Por qué? Cada uno hará su evaluación. Nos habremos equivocado, mucho, poco. Habrá algunos operadores. Habrá gente que le hizo la campaña a Alberto. Cada uno sabrá. Pero en lugar de decir ‘nos ataca, nos ataca’, que es verdad, entendamos que el ataque es netamente político, tiene una lógica política, porque 80% de imagen negativa. Alguna vez el periodismo tiene que preguntarse por qué, qué paso, dónde se rompió el vínculo entre el periodismo y la sociedad argentina«.

El problema de las encuestas es siempre el mismo: el sesgo de la pregunta, el sesgo del que responde. En este caso, esta pregunta también está mal hecha: el periodismo político no solo no es todo el mismo, sino que no es a lo que se dedican los Viale, Majul, Trebuq, Rossi, Gasulla, Ortelli y compañía. Son trabajos distintos: periodismo vs comunicadores institucionales de algún poder de turno. Mientras la pregunta no haga esa distinción, el encuestado contesta por periodismo político lo que hacen los comunicadores institucionales, que por su naturaleza es poco creíble porque solo dicen lo que sus jefes quieren que digan; todo lo contrario a lo que hace el periodismo.

Viale habla en nombre de un periodismo al que no pertenece, algo que quedó en evidencia cuando se conoció la simulación de entrevista con preguntas amañadas que hizo con Milei o la cena familiar que compartió con el presidente en la Quinta de Olivos el sábado 16 de marzo de 2024. Y siendo un amigo personal del presidente justifica la incitación al odio en base a una encuesta mal planteada y peor leída. Milei compartió la misma encuesta en sus redes, se ve que no le alcanzó con que la difundieran sus voceros.

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El otro truco de Milei en esta cruzada es mezclar medios con periodistas y plantear que las críticas de unos y otros tienen que ver con la eliminación de la pauta oficial. La semana pasada Milei publicó en su Instagram una lápida. Los muertos, según Milei, eran los «medios de comunicación tradicionales» y el epitafio dice «mintieron y engañaron hasta el final«. En la descripción de la imagen Milei afirmó: «Dejar de pagar pauta oficial desnudó a los corruptos. Tanto al periodismo como a sus pagadores cómplices«.

El vocero de esa línea fue su Alejandro Fantino, que en su programa dijo exactamente lo mismo: «El 80% del periodismo que critica a Milei (dejo el 20% afuera que son los que lo critican por razones ideológicas o porque no lo quieren), el 80% del periodismo tradicional, no de Youtube, tradicional, que critica y que se le ha puesto de manos a Milei, es por pauta. Es por falta de pauta. Si hubiera habido pauta de entrada hubiera aparecido una tapa de revista SuperMilei». No es solo Milei.

Como a los nazis.

Este odio que Milei incentiva contra un genérico «los periodistas» se suma al discurso nazi donde el que piensa distinto es un virus o una bacteria que hay que extirpar de la sociedad para que deje de ser un parásito que limita su crecimiento económico.

Al día de hoy Milei tiene en su cuenta de Instagram un video donde habla de un virus, el KU-K-12. La referencia al kirchnerismo como «kuka» y sus 12 años de gobierno son obvias. Las imágenes son apocalípticas, con personajes como Néstor Kirchner, CFK, el dirigente docente Roberto Baradel, la diputada y referente social Natalia Zaracho e incluso actrices como Florencia Peña o músicos como Fito Páez, caracterizados como zombies que esparcen ese virus que, dice la voz en off, «comenzó con la destrucción argentina«. Dice que ese virus KU-K-12 «destruyó mentes«, que «los infectados perdieron la capacidad de pensar por sí mismos«, que otros decidieron «infectarse por conveniencia y a cambio de beneficios«, que con este virus «el país se sumió en el caos«. Agrega que «no todos fueron infectados«, que algunos «resistieron escondidos en las sombras«, y que, aunque «hoy el virus KU-K-12 sigue presente en muchos, su poder se debilita«, que «la enfermedad sigue, pero ya no contagia, se ha vuelto vulnerable», y que «en medio de la destrucción una esperanza ha surgido«: un león.

El historiador del nazismo Richard Koenigsberg publicó un artículo titulado «Hitler como el Robert Koch de Alemania». Koch fue un médico y microbiólogo que descubrió en 1882 la bacteria de la tuberculosis. Y Koenigsberg muestra cómo Hitler se pensaba a sí mismo como el descubridor de una bacteria que dañaba el cuerpo: la bacteria judía en Alemania.

En la nota cita que el 10 de julio de 1941, Hitler declaró: «Siento que soy como Robert Koch en política. Descubrió el bacilo y por lo tanto introdujo la ciencia médica en nuevos caminos. Descubrí al judío como el bacilo y el agente fermentador de toda descomposición social». Suma otra cita de 1942 cuando Hitler dijo: «El descubrimiento del virus judío es una de las mayores revoluciones que ha tenido lugar en el mundo. La batalla en la que estamos comprometidos hoy es del mismo tipo que la batalla librada, durante el siglo pasado, por Pasteur y Koch. Cuántas enfermedades tienen su origen en el virus judío. Recuperaremos nuestra salud sólo eliminando al judío«.

En un artículo publicado en La Vanguardia, Eduardo Martín de Pozuelo reveló un documento desclasificado de los nazis donde elaboraron 30 tesis para justificar el holocausto. Es un texto de 1944, cuando los nazis ya estaban cerca de perder la guerra pero seguían preocupados por imponer algún sustento del genocidio que habían llevado a cabo. El artículo revela que en los puntos 19 y 20 los nazis apuntan a «la eliminación de los judíos» como «una medida necesaria» para que Alemania logre «una economía nacional a prueba de crisis con la creación del orden nacionalsocialista económico y social (…) sin la participación de los judíos en la vida estatal«.

En los puntos 17 y 18 del documento nazi agregaban: «Se puede hacer inofensivo al judío desenmascarado: el papel del parásito mundial judío en la vida cotidiana se parece al de la bacteria en la naturaleza. También los gérmenes patógenos viven de la destrucción de su hospedante. Condición para vencer una enfermedad es conocer el agente. El mundo sanará cuando se haya reconocido al virus de peste judío. (…) Alemania, el país de la bacteriología, se ha adelantado a las demás naciones en cuanto a liberarse material y mentalmente de los judíos«.

Para Adolf Hitler, Alemania era el cuerpo, los judíos el virus. Para Milei, Argentina es el cuerpo, el kirchnerismo (como representación simbólica del que piensa distinto a él), el virus. 

Daniel Feierstein, doctor en Ciencias Sociales y uno de los que investigó con mayor profundidad los procesos de persecución, hostigamiento, exterminio y genocidio, publicó un libro que se llama «La construcción del enano fascista». Parte de un mito que dice que «los argentinos tenemos un enano fascista adentro» pero no para revalidarlo sino para ponerlo en cuestión. Tiene un párrafo en su introducción que dice:

  • «El concepto de ‘enano fascista’ será reformulado aquí como la potencialidad de ser hablados y actuados por el odio, de habilitar formas de violencia específicas que logran redirigir nuestras frustraciones hacia determinadas fracciones sociales -inmigrantes de países limítrofes o de países africanos, jóvenes contestatarias, sindicalistas, piqueteros, árabes, judíos, gitanos- que son construidos como los ‘responsables’ de lo que nos pasa, generando su persecución, hostigamiento, maltrato, discriminación, todo ello ejercido de forma directa o a través de las fuerzas de seguridad, y/o descargando sobre ellos el odio que proviene, por lo general, de las consecuencias que produce en nuestras vidas un sistema opresor cuyos verdaderos responsables (el poder económico concentrado, grupos trasnacionales, el sistema bancario y sus ‘fondos de inversión’, el extractivismo minero, petrolero o sojero) resultan cada vez más invisibles e inasibles».

Plantea entonces que el «enano fascista» se construye. Y, sumo yo, el arquitecto actual es Milei, que incita ese odio para encubrir a los beneficiarios de su plan económico. En el cierre del libro, escrito en 2019, Feierstein advierte que «emergen nuevos fantasmas, ya no los dictatoriales, pero no necesariamente son menos peligrosos«. Plantea que «el odio comienza a ganar sectores importantes de la población» y que «este intento de construcción de un ‘enano fascista’ en cada uno de nosotros va montando ladrillo sobre ladrillo«. También que «la mayoría de nosotros sigue pensando con la cabeza del siglo XX cuando hemos entrado en la tercera década del siglo XXI» y que «el ‘enano fascista’ asoma la cabeza y daría la sensación de que seguimos pensando que es débil, que es marginal, que es incluso risible». E insiste en que «si creemos que para conformar un frente antifascista necesitamos constatar que ha llegado una persona de bigotes que alza el brazo y grita en alemán, si necesitamos que cree un partido único que se identifique con una cruz esvástica y exprese su odio contra los judíos y gitanos, poco habremos entendido acerca de la complejidad de las relaciones sociales y de la variabilidad de sus formas a través del tiempo«.

Cuatro años más tarde de la publicación de ese libro Milei ganó las elecciones. Y gobierna incitando a la violencia y el odio contra el que piensa distinto. Para advertirlo ya es tarde. La pregunta es cómo se le pondrá freno.




Fuente: CORTA

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Justicia y política: las condenas por corrupción a presidentes latinoamericanos

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La condena contra Cristina Kirchner por la causa Vialidad se suma a la lista de los presidentes latinoamericanos electos en democracia que fueron declarados culpables por uno o varios delitos relacionados a la corrupción. 

En detalle. 

Desde la recuperación de la democracia en Argentina en 1983 hasta hoy, solo Carlos Saúl Ménem y Cristina Fernández de Kirchner recibieron condenas penales. En América Latina, están los casos de Lula da Silva en Brasil, Rafael Correa Delgado en Ecuador, Alberto Fujimori en Perú, Otto Pérez Molina en Guatemala. 

Carlos Saúl Menem, Argentina. 

  • Presidencia: desde 1989 hasta 1995 y entre 1995 y 1999. 
  • La causa: venta ilegal de armas a Croacia y Ecuador.
  • La condena: en junio de 2001 fue condenado y tuvo prisión domiciliaria en la quinta del exfuncionario Armando Gostanian, en Don Torcuato, Provincia de Buenos Aires.  
  • El caso: fue declarado culpable por ser coautor del delito de contrabando agravado. Mientras se investigaba el caso, hubo una explosión en la fábrica militar de Río Tercero, Córdoba, que causó la muerte de siete personas y devastó la ciudad. Con la tragedia, muchas pruebas importantes se perdieron. 
  • Qué pasó: en noviembre, la Corte Suprema lo liberó de la prisión. Resolvió que no estaba probada la asociación ilícita y que era imposible el delito de falsedad ideológica en los decretos que el expresidente dispuso para vender a Panamá y Venezuela las armas que terminaron en Croacia y Ecuador. En 2013 fue condenado a 7 años de prisión por esa misma causa. Sin embargo, la defensa de Menem apeló ante el máximo tribunal y en 2018 fue absuelto por la Cámara Federal de Casación Penal.  
  • Además: en 2015 el expresidente fue condenado a cuatro años y seis meses de prisión por el caso que investigó pago desobresueldos a funcionarios de sus gobiernos con fondos de la SIDE, pero defensa planteó que estaban vencidos los «plazos razonables» y el caso llegó a la Corte Suprema. Menem murió en febrero de 2021, antes de que se resuelva, y en diciembre de ese año la Corte aseguró que era «inoficioso» un pronunciamiento sobre su responsabilidad en la causa.  

Lula da Silva, Brasil. 

  • Presidencias: entre 2003 y 2007, desde 2007 hasta 2011 y desde 2023 hasta 2017. 
  • Causa: «Operación Lava Jato».  
  • El caso: fue la mayor investigación sobre corrupción en la historia del país. Involucró a empresarios, dirigentes políticos y funcionarios públicos. Da Silva fue declarado culpable de corrupción y lavado de dinero en el marco de una investigación sobre el pago de coimas que involucró a la petrolera Petrobras y la constructora Odebrecht. 
  • La condena: el Tribunal Regional Federal de la 4ª Región de la ciudad de Porto Alegre confirmó en 2019 la condena a 12 años prisión y fue inhabilitado para participar en las elecciones presidenciales de ese año. 
  • Qué pasó: estuvo 580 días en una prisión en Curitiba, Brasil, hasta que en noviembre de 2019, el Supremo Tribunal Federal revocó las condenas porque consideró que el proceso fue inválido. Lula salió en libertad, pero recién recuperó sus derechos políticos en el año 2021.

Rafael Correa Delgado, Ecuador. 

  • Presidencia: entre 2007 y 2009, 2009 a 2013 y 2013 a 2017,
  • La causa: Caso Sobornos 2012-2016. 
  • El caso: la causa investigó la entrega de aportes irregulares por parte de contratistas del Estado a través de dinero que era usado en beneficio del partido oficialista, Alianza País. Según el Poder Judicial, la trama de corrupción permitía financiar al movimiento político liderado por Correa. Entre los contratistas involucrados está la empresa Odebrecht. El exmandatario fue declarado culpable del delito de «cohecho pasivo propio agravado». 
  • La condena: en 2020, el Tribunal Penal de la Corte ratificó la investigación y Correa fue condenado a ocho años de prisión. Con ese dictamen el expresidente también fue inhabilitado por 25 años a cargos de participación política.
  • Por qué no está preso: Correa tiene asilo político en Bélgica, donde vive desde que terminó su mandato, en 2017. El exmandatario denunció  «lawfare» como persecución política en su contra. En 2022, la Corte de Ecuador exigió su extradición de Bélgica a Ecuador para cumplir su condena. Sin embargo, por tener asilo político el reclamo de la justicia ecuatoriana quedó bloqueado.

Alberto Fujimori, Perú. 

  • Presidencia: ganó las elecciones en 1990, en 1992 se hizo un autogolpe y gobernó hasta el 2000. 
  • Causa: Caso Vladimiro Montesinos
  • Condena: en 2009 fue sentenciado a siete años y seis meses de prisión.
  • El caso: lo declararon culpable de la entrega de U$S15 millones, extraídos del tesoro público, a su asesor Vladimiro Montesinos. Los delitos fueron «peculado doloso, apropiación de fondos y falsedad ideológica en agravio del Estado». 
  • Causa: Congresistas tránsfugas 
  • Condena:  seis años de prisión.
  • El caso: en 2009 lo declararon culpable por el soborno de un grupo de parlamentarios, espionaje telefónico a opositores y la compra irregular de un medio de comunicación. 
  • Causa: Diarios Chicha
  • Condena: 8 años. 
  • El caso: en 2015 fue condenado por el desvío de 122 millones de soles al Servicio de Inteligencia Nacional para financiar los «diarios chicha». Sin embargo,  la Sala Permanente de la Corte Suprema lo absolvió en 2016.
  • Qué pasó: en 2016 la Corte Suprema del país anuló la condena por «falta de pruebas». 
  • Además:  en 2009 fue condenado a 25 años por crímenes contra la humanidad y violaciones de los derechos humanos, entre 1991 y 1992, tras la muerte de 15 personas y lesiones de otras cuatro, y de la desaparición forzada y ejecución extrajudicial de 10 personas. En 2017, el expresidente Pedro Pablo Kuczynski lo indultó y, en 2019, la Sala Penal Especial de la Corte Suprema de Justicia confirmó que ese indulto fue declarado carente de efectos jurídicos y Fujimori reingresó a prisión. Sin embargo, en 2023 el Tribunal Constitucional de Perú ordenó la excarcelación del expresidente y a los 9 meses falleció a los 86 años. 

Otto Pérez Molina, Guatemala. 

  • Presidencia: entre 2012 y 2015.
  • Causa: La línea.
  • El caso: el Ministerio Público y la Comisión Internacional Contra la Impunidad en Guatemala (CICIG) acusaron a Pérez Molina de ser el líder de una red de fraudes en las aduanas.  Por este escándalo, en 2015 Pérez Molina perdió su inmunidad tras el voto unánime de los diputados. En ese contexto, y con una orden de captura emitida en su contra, Pérez Molina decidió renunciar al cargo de presidente de Guatemala. 
  • Condena: 16 años de prisión. 
  • La causa: Cooptación del Estado. 
  • El caso: la fiscalía investigó la organización de una red que cobraba millonarias comisiones a contratistas estatales y acusó a la administración de Pérez Molina de elaborar una estructura criminal que vació al Estado entre 2012 y 2015. Otto Pérez Molina aceptó tres cargos que le acusó la Fiscalía: fraude, lavado de dinero y cohecho.
  • Condena: ocho años. 
  • Por qué no está preso: Pérez Molina estuvo detenido desde 2015 y en 2024 quedó en libertad condicional luego de entregar dos inmuebles como fianza.



Fuente: CORTA

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Condena a Cristina Kirchner: los detalles del pedido de detención domiciliaria

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Cristina Kirchner pidió ayer prisión domiciliaria, no usar tobillera electrónica, y tiene cinco días hábiles para presentarse en Comodoro Py para su detención y que comience la pena de seis años después de que la Corte Suprema de Justicia confirmara la condena en la causa Vialidad. 

En detalle. 

La defensa de la expresidenta -integrada por Carlos Beraldi y Ary Llernovoy- envió un petitorio al Tribunal Oral Federal 2, al que tuvo acceso este medio, en el que piden que se disponga de manera directa el arresto domiciliario en su casa del barrio porteño de Constitución, en San José 1111. 

Además, los abogados le solicitaron que no se le aplicara la tobillera electrónica, ya que «cuenta con una custodia permanente, a cargo de una fuerza de seguridad federal, lo que garantiza suficientemente que no se va a profugar». De no aprobarse, adelantaron que acudirán ante la Corte Suprema de Justicia y ante los organismos internacionales competentes en materia de derechos humanos. 

Prisión domiciliaria. 

En el pedido de la defensa para que la pena sea bajo la modalidad de detención domiciliaria, los abogados argumentaron que la medida es necesaria por la edad. También por razones de seguridad, ya que «la custodia de los exmandatarios constituye una cuestión de interés institucional, debidamente regulada por la normativa vigente; fue víctima de un intento de homicidio». 

  • Sobre este punto, remarcaron que en la causa no se ha podido avanzar respecto a los autores intelectuales del intento de magnicidio y advirtó: «Según algunas líneas de la pesquisa, por el momento no descartadas, los instigadores del hecho mantendrían contactos directos con altos sectores del poder político y económico de nuestro país. Incluso, una de las personas sospechadas tiene relación directa con quien actualmente se desempeña como titular del Ministerio de Seguridad [ Patricia Bullrich], en cuya órbita actúa, el Servicio Penitenciario».

Además. 

Gregorio Dalbon, abogado de Cristina Kirchner, afirmó hoy en X que denunció ante la Corte Penal Internacional el caso de la expresidenta «por tratarse de un caso emblemático de detención y criminalización selectiva». Además, adelantó que también denunciarán ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos y sostuvo: «Las presentaciones estarán basadas en evidencias claras: violación del principio de juez natural, tribunales parciales, inversión ilegítima de la carga probatoria, medios de comunicación operando en coordinación con sectores judiciales, vulneración sistemática del debido proceso y uso del sistema penal como herramienta de neutralización política (lawfare)». 

También importa.

El Partido Justicialista (PJ) tendrá que renovar su presidencia ya que CFK estará inhabilitada para ejercer cargos públicos de por vida. Ayer, la exmandataria recibió la noticia de su condena en la sede del PJ junto al gobernador de la provincia de Buenos Aires, Axel Kicillof; el exministro de Economía Sergio Massa, el diputado nacional Máximo Kirchner; el senador nacionalWado de Pedro; la intendenta de Quilmes, Mayra Mendoza; la senadora nacional Alicia Kirchner, el exprocurador de la Nación Carlos Zannini y el presidente de la Auditoría General de la Nación, Juan Manuel Olmos.



Fuente: CORTA

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Una “vergüenza” para la Nación: el Gobierno, expectante de la Corte y el futuro de CFK

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La Casa Rosada está expectante sobre la decisión que tomará hoy la Corte Suprema en la causa Vialidad, que tiene como condenada a la expresidenta Cristina Kirchner. Para varias fuentes de Balcarce 50 que dialogaron en off, la posible decisión del máximo tribunal de ratificar la pena sería un «error» y una «vergüenza para la Nación».

Por qué importa.

El presidente de la Corte, Horacio Rosatti, convocó a las 16 al resto de los ministros para definir sobre la causa Vialidad. La apuesta del Ejecutivo es vencer a la líder peronista en las elecciones locales de la provincia de Buenos Aires, donde competirá por la tercera sección bonaerense.

Qué dicen en Rosada.

«Cristina presa es una catástrofe para la Republica Argentina. Los expresidentes no pueden ir en cana. Es una vergüenza para la Nación», enfatizó un dirigente libertario a este medio y remarcó la necesidad de ganarle a la expresidenta en las urnas. 

Otro mostró menos interés y dijo que su posible encarcelamiento le daría igual dado que no cambiaría la estrategia oficialista en territorio bonaerense. Una tercera visión que también asusta a la Rosada es que la salida de Cristina del escenario electoral podría unificar al peronismo y complicarle la vida al Gobierno de cara a las elecciones de medio término.

Causa Vialidad.

El máximo tribunal se reúne para confirmar o no la sentencia a seis años de prisión e inhabilitación perpetua para ejercer cargos públicos contra la exmandataria. Según explicaron fuentes de la Corte Suprema, no es obligatorio que el fallo salga hoy. «Es una situación atípica», agregaron. La defensa de Cristina Kirchner, al igual que la del resto de los condenados, había presentado un recurso de queja para apelar la decisión de la Cámara de Casación Penal.

Profundizá.

Contexto.

Las condenas fueron dictadas en 2022 por el Tribunal Oral en lo Criminal Federal N°2, donde los jueces Jorge Gorini, Rodrigo Giménez Uriburu y Andrés Basso juzgaron el desvío de fondos e irregularidades en la asignación de obras públicas en la provincia de Santa Cruz. El fallo fue confirmado en noviembre de 2023 por la Sala IV de Casación, integrada por Gustavo Hornos, Mariano Hernán Borinsky y Diego Barroetaveña.




Fuente: CORTA

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