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Pacto Milei-Macri: un tiro para JxC y una bomba para las alianzas provinciales

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Juntos por el Cambio (JxC) es un sello que hoy usan, cada tanto, diez gobernadores del PRO, la UCR y aliados. Lo hicieron en junio pasado, para pedir la sanción de la ley bases o, más cerca en el tiempo, cuando a fines de noviembre intentaron una presión fallida para que el Ejecutivo no cajonee el Presupuesto 2025. Si finalmente se cierra un acuerdo macro entre La Libertad Avanza (LLA) y el partido que preside Mauricio Macri, será ese pacto el certificado de defunción de una alianza que puso gobernadores, intendentes, un presidente y que fue, además, dos veces más unida a elecciones presidenciales. Pero el problema no se reduce a la marca, no es una cuestión de marketing. Si el macrismo y los libertarios gestan un nuevo sello que agrupe a todo lo que hay del centro a la derecha del mapa político argentino, ese pacto firmado en Buenos Aires puede detonar guerras intestinas en varias provincias del país. La lupa se posa sobre las cuatro jurisdicciones con los padrones más grandes, pero no son las únicas.

En las provincias levantan la mano y les avisan a sus comités centrales que ningún pacto de cúpulas podrá imponer condiciones a las alianzas provinciales. «Hay 24 cierres y cada uno con su lógica», resume un operador cordobés. Y concluye: «Macri no va a decidir si Nacho Torres cierra con LLA en Chubut o cómo es la boleta de Frigerio en Entre Ríos». 

Ya bastante mal cayó el comunicado del PRO, emitido desde una oficina del acomodado primer cordón del conurbano norte, en el que se identifica al Gobierno como un espacio de «visión autoritaria». Los gobernadores amarillos explotaron. Al que se mandó en soledad con ese texto, la furia le llegó. 

Si arreglan, nos vamos.

«Si el PRO de la Ciudad decide ir en una alianza con LLA, la UCR no lo va a acompañar». La sentencia, tajante, es del presidente del radicalismo porteño, Martín Ocampo. En una entrevista radial con FutuRock, el también procurador de la Ciudad agregó: «Las mismas razones por las que nos hemos opuesto al kirchnerismo son por las que nos oponemos a  Milei».

Si se consuma la alianza entre LLA y el PRO, algo hoy impensado en el distrito de origen del macrismo, en guerra abierta con los libertarios que lidera Karina Milei, el mapa electoral se resetearía a 2013, la última vez que el macrismo y el radicalismo compitieron entre sí. Ese año, el partido amarillo repartió bancas con el frente Unen, que integraban la UCR, la Coalición Cívica y el entonces potente Libres del Sur, cinco para cada uno. Las tres restantes fueron para el peronismo. Esa no sería hoy una foto replicable, pero si se confirmara el pacto de derechas quedaría por afuera figuras de peso, electoralmente hablando. Desde Horacio Rodríguez Larreta a Martín Lousteau, sin dejar de lado a Elisa Carrió. Una boleta nada despreciable, para competir en un cuarto oscuro contra el acuerdo Macri-Milei, lo que presente el peronismo, alguna alternativa de izquierda y poco más.

Un pacto de no agresión.

En Santa Fe, en 2023, hubo que gestar un acuerdo inédito entre el PRO, la UCR y el socialismo para desbancar al PJ de la gobernación. Y esa silla es la que hoy obsesiona al gobernador Maximiliano Pullaro. Tanto lo obsesiona que promueve una reforma constitucional para incorporar al menos una reelección. Pero, a la vez, necesita sostener esa unidad para generar una mayoría en la asamblea constituyente y fantasear, a futuro, con otro mandato. En el medio de todo eso, está LLA.

Hay incompatibilidades manifiestas. Si el PRO hace una alianza con LLA, tiene posibilidades -pocas- de meter adentro al radicalismo de Pullaro, pero seguro que el socialismo se va. Y el socialismo, en Santa Fe, es una potencia electoral. Hoy en reconstrucción, es cierto, sin líderes desde las muertes de Hermes Binner y Miguel Lifschitz, pero potencia al fin. El gobernador, si quiere reformar la constitución provincial y ser nuevamente electo en 2027, no puede darse el lujo de romper con el Partido Socialista. Lo que lo aleja, automáticamente, del universo libertario. Cualquier acuerdo sellado en Buenos Aires sería una bomba para la histórica alianza de radicalismo y socialismo.

El PRO, mientras tanto, tiene múltiples fracturas. La vicegobernadora, Gisela Scaglia, no se referencia ni con Macri ni con Patricia Bullrich y conduce a buena parte del macrismo, pero ni cerca de la totalidad. Crece la figura de Gabriel Chumpitaz, diputado nacional que necesita renovar su banca. Esta semana, descartó volver a formar parte de una alianza con el socialismo, impulsó un acuerdo con LLA y fue más allá: «Hay conversaciones para que dirigentes del PRO representemos a LLA en las listas para constituyentes». Por las dudas, la ministra de Seguridad ya le prometió un cargo en su cartera si no logra conseguir otro mandato en el Congreso. 

La versión, creciente en Santa Fe, es que la Gobernación y la Casa Rosada tienen un pacto de no agresión: LLA no juega a full en las elecciones constituyentes -se vota desdoblado, en abril-, y Pullaro no saca los tanques para las elecciones nacionales. Eso le serviría para contener al socialismo, mantener buena sintonía con Milei y, en todo caso, que se fracture todo el PRO.

La pelea por el caballo del comisario.

El futuro de la alianza entre el PRO y la UCR en Córdoba está jugado. El partido amarillo está intervenido y un sector de ese espacio no quiere saber nada con un acuerdo con el Gobierno. En la UCR pasa algo parecido: ya hay dirigentes poroteando para que el partido, a nivel provincial, rechace cualquier mandamiento que les indique un camino unido a las tropas libertarias. Una acción preventiva, oliendo los deseos del presidente del bloque radical en Diputados, Rodrigo de Loredo, de virar lentamente hasta ser el candidato de Milei en su provincia. A eso hay que sumarle a la Coalición Cívica y algunos sellos locales, que no compartirían boleta con LLA ni con la orden de un juez.

Sin embargo, lo que resultará decisivo para todo el esquema de alianzas y candidaturas es la anticipada disputa por la gobernación. De Loredo y Luis Juez quieren usar 2025 para ganarse el favor presidencial y, a futuro, montar el caballo del comisario en 2027, con la fantasía de desbancar el cordobesismo que gobierna ininterrumpidamente desde 1999. Juez, al menos, ya lo hizo público. El diputado lo opera silenciosamente. 

El que recibe no explica.

Corrientes tiene la particularidad de elegir gobernador este año, a contramano de casi todo el resto de las provincias -Santiago del Estero también elige cuando el resto está en medio término-. Ese escenario lo celebra el gobernador Gustavo Valdés, que ya mandó a medir a algunos dirigentes locales para elegir a su sucesor. En la gobernación correntina no hace ruido un acuerdo entre el PRO y LLA. Por el contrario, hasta podrían celebrarla. Un operador histórico del radicalismo provincial recuerda que la UCR ya es aliada del PRO y que, si el macrismo cierra con LLA, serán ellos los que se sumen al partido centenario y no al revés. También les juega a favor que los libertarios están partidos en ese distrito y hasta tienen contactos con Carlos «Camau» Espínola, hoy repudiado por el peronismo que lo sentó en el Senado, a quien no le molestaría en absoluto ser el candidato a gobernador de Milei.

Para Valdés, la UCR es la nave insignia en Corrientes y quien quiera sumarse es bienvenido. Rige allí una máxima, que exponen desde el gobierno provincial: «El que recibe el apoyo no explica, el que explica es el que apoya». ¿Cómo podría cerrarse allí? Renuevan tres bancas en la Cámara de Diputados. Descontando que el peronismo al menos sumará una, si el oficialismo se queda el primer lugar de una lista de unidad UCR-LLA-PRO, podrían cederle la segunda a sus socios. «Y que se arreglen entre ellos».

Otros territorios.

A este mapa le restan muchos territorios en conflicto. La provincia de Buenos Aires, por caso, renueva las bancas de la elección en la que Facundo Manes sacó el 15% de los votos en las PASO en las que compitió contra Diego Santilli, ganador con el 23%. Si LLA y el PRO se unen en el bastión del kirchnerismo, por fuera quedará seguramente esa pata del radicalismo y lo que puedan construir en el peronismo disidente, de Miguel Pichetto y Emilio Monzó. 

El macrismo bonaerense ya está en pleno proceso de fragmentación: Diego Valenzuela se convertirá en el primer intendente libertario, al certificar su salto a la marca violeta. Esto también pegó fuerte. «Una cosa es que te saquen un intendente, a quien ya no contábamos como propio. Pero otra cosa es que te griten el gol en la cara», se molestó un miembro de la mesa chica del PRO, que revisó uno a uno los posteos de Milei celebrando el pase.

En Mendoza, el gobernador Alfredo Cornejo no tiene reelección y ve la sombra de Luis Petri como una amenaza para su sucesión. El acuerdo en las tierras del vino para agrupar todo bajo un mismo sello no sería dificultoso y serviría para patear esa guerra para 2027. En Entre Ríos, Rogelio Frigerio tiene avanzadas conversaciones para unir a toda la derecha, centro derecha y ultra derecha en un mismo acuerdo, para ir a un mano a mano con el peronismo, al que quiere darle el tiro de gracia después de desbancarlo del poder provincial en 2023, tras dos décadas de hegemonía.



Fuente: CORTA

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Discapacidad, zona de desastres y Garrahan: los temas de la madrugada en el Congreso

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La Cámara de Diputados aprobó hoy a la madrugada la emergencia en discapacidad y la declaración de zona de desastre y emergencia ambiental a los distritos de la provincia de Buenos Aires afectados por las inundaciones. Por otro lado, no hubo quorum para enviar a comisiones al proyecto que buscaba declarar la Emergencia Pediátrica y de Residencias Nacionales.

En detalle. 

  • Con 123 votos afirmativos, 100 negativos y 0 abstenciones, se aprobó la emergencia en discapacidad en todo el territorio nacional hasta el 31 de diciembre de 2027 inclusive. El proyecto le exige al Ejecutivo disponer el financiamiento adecuado de las Pensiones No Contributivas por Discapacidad, fortalecer a los prestadores de salud, disponer de fondos adecuados y sostenibles del funcionamiento de la Agencia Nacional de Discapacidad y de los programas de atención médica, entre otras cuestiones.  
  • Por otro lado, se aprobó con 153 votos afirmativos, 32 negativos y 0 abstenciones la declaración de zona de desastre y emergencia ambiental, económica, social y productiva durante 180 días en los distritos de la provincia de Buenos Aires afectados a raíz de las inundaciones de mayo, especialmente los municipios de Bahía Blanca y Coronel Rosales

Además. 

La Cámara Baja no dio quorum para que se ordene el tratamiento del proyecto que busca declarar la Emergencia Pediátrica y de Residencias Nacionales en las comisiones ante el conflicto que atraviesa el Hospital Garrahan

A las 2:30, el presidente de la comisión de Salud de Diputados, Pablo Yedlin, había intentado pedir el tratamiento, pero el presidente de la Cámara de Diputados, Martín Menem, le respondió que primero se debía votar la declaración de emergencia por el temporal.

Diez minutos después, el legislador volvió a pedir «emplazar a las comisiones Acción Social y Salud Pública, Familia, Niñez y Juventudes, y Presupuesto y Hacienda, para el 10 de junio», pero 130 diputados ya se habían ido del recinto. 

También importa. 

Con 142 votos afirmativos, 67 negativos y 19 abstenciones, la Cámara de Diputados aprobó ayer a las 21.30 un aumento excepcional y de emergencia, equivalente al 7,2%, para las jubilaciones y pensiones abonadas por la Administración Nacional de la Seguridad Social -ANSES- y un incremento del bono extraordinario, que se elevaría a $110.000. 

Qué dijo el Gobierno. 

Ante la aprobación del aumento jubilatorio, el presidente, Javier Milei dijo ayer en X que espera «que los senadores no apoyen esta demagogia populista» y adelantó: «De cualquier forma, nuestro compromiso es vetar cualquier cosa que atente contra el déficit cero». 

Horas más tarde, el mandatario volvió a tuitear: «Los degenerados fiscales son el lastre que destruye el valor y condena al país». Además, el vocero presidencial, Manuel Adorni, advirtió anoche en que «el presidente vetará todos y cada uno de los proyectos de ley que impliquen quebrantar el equilibrio fiscal». 





Fuente: CORTA

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CFK activó la quiniela de la Rosada: cuántos votos sería una “buena” elección para el Gobierno

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La Casa Rosada está dividida. Tras el anuncio de la candidatura de Cristina Kirchner para las elecciones bonaerenses de septiembre, las dos puntas del Triangulo de Hierro —Karina Milei y Santiago Caputo— ya tienen sus pronósticos acerca de lo que sería hacer una «buena» elección en la tercera sección de la Provincia: sacar 35% de los votos para unos, arañar el 20% para otros.

Por qué importa.

Las dos facciones pelean por imponer su visión de cómo será el armado electoral en Buenos Aires. Mientras los cercanos a Karina buscan la «pureza» partidaria en el distrito y solo eligen aliarse con el PRO por cuestiones programáticas e ideológicas, los otros —visión compartida por Caputo y sus correligionarios— buscan expandir el alcance de La Libertad Avanza y sumar a otros jugadores, como la UCR bonaerense dirigida por el senador nacional Maximiliano Abad.

En números.

Las estimaciones de ambos sectores son dispares. Para los «karinistas», una «buena elección» implica sacar por lo menos un 35% de los votos. «Imaginate que Cristina no va a contestarnos durante toda la campaña, no se va a enfocar en nosotros», aseguró una fuente cercana a la secretaria General de la Presidencia sobre la posible estrategia de la exvicepresidenta. Agregó que el plan será el de mostrarle a los votantes una pelea de «modelo contra modelo», en referencia a plasmar las ideas de ambos candidatos de manera antagónica para hacer la diferencia. En un distrito donde el peronismo sacó más del 50% de los votos en los últimos comicios, el sector liderado por Karina, el armador bonaerense Sebastián Pareja —que es ponderado en estas filas como posible candidato— y el subsecretario de Gestión institucional, Eduardo ‘Lule’ Menem, confía en que la cara visible del partido en la tercera sección va a tener que ser la de un mileísta pura cepa.

  • Pero la visión en el ala caputista de la Casa Rosada, integrada por figuras políticas y funcionarios como Daniel ‘Gordo Dan’ Parisini, Agustín Romo, Macarena Alifraco, Lucas ‘Sagaz’ Luna y Juan Pablo Carreira, maneja otros números, más pesimistas. «Si sacamos un 20% ya estamos hechos», describió a este medio una fuente de la mesa chica de las Fuerzas del Cielo. Insisten con llevar a un candidato que sea joven y libertario, «un intelectual de Miller» como suelen referirse a los votantes convencidos del mileísmo. Para eso, nombres como el de Nahuel Sotelo, secretario de Culto y Civilización y oriundo de Quilmes, son de los que más traccionan en este sector. Pero también admiten una devoción por el tuitero en jefe: «Ojalá que sea Dan el elegido».

Profundizá.

También importa.

A pesar de que las visiones de los dos integrantes del Triangulo de Hierro son opuestas en cuanto al armado bonaerense, por lo que pudo reconstruir este medio tras hablar con fuentes de los entornos de Karina Milei y Santiago Caputo, la primera opción de ambos lados es poner a alguien que venga del partido y de las ideas liberales.




Fuente: CORTA

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Con la Tercera no alcanza: el plan Kicillof y el peronismo después de CFK candidata

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Los primeros que escucharon sobre la posibilidad de que Cristina Fernández de Kirchner sea candidata a legisladora provincial por la Tercera Sección electoral bonaerense lo hicieron de fuente directa, en la cena que encabezó la propia expresidenta el domingo 30 de marzo, junto a un grupo de intendentes y de dirigentes de La Cámpora, en Ezeiza. La noticia tardó un par de horas en hacerse pública. Cuando eso pasa, es porque querían que se hiciera pública. En el entorno de Axel Kicillof se dividieron entre los que lo tomaron como una amenaza real para condicionar la estrategia electoral de desdoblamiento que ya se venía cocinando y los que, como si fuera una mano de póker, lo interpretaron como un bluff. Una semana más tarde, el gobernador anunció el desdoblamiento. La amenaza se materializó este lunes, desde la pantalla de C5N. No era un faroleo.

Aún así, en el peronismo hay sectores que interpretaron ese anuncio como un último intento de CFK de empujar a su discípulo a revisar su decisión. Un órdago. Como si no terminaran de creer que la boleta de la presidenta del PJ solo se encontrará en 19 de los 135 municipios en que se divide la provincia de Buenos Aires. No parece haber condiciones materiales para que Kicillof revise esa decisión. 

Los presupuestos que ya no están.

En su presentación televisiva, CFK deslizó que su ex ministro de Economía había «tomado una decisión basada en presupuestos fácticos que después no se dieron o se modificaron». Fue justo antes de sugerir que tenía bajas expectativas de una marcha atrás del desdoblamiento por la condición de varón de Kicillof. No mencionó cuáles son esos presupuestos, pero son dos. Uno, es el fracaso del jefe de Gobierno Jorge Macri de intentar municipalizar la elección porteña. Desdobló, se transformó en blanco único de toda la oposición -kirchnerista o libertaria; radical o trotskista- y el PRO arañó los 16 puntos; el otro, es que Kicillof habría tomado esa decisión convencido de que La Libertad Avanza (LLA) y el PRO no iban a compartir boleta. 

En el Ejecutivo bonaerense desmienten que se haya contemplado esa posibilidad. «Siempre supimos que iban a ir juntos», dicen. Tanto en el kirchnerismo como en el massismo sostienen que en el Ejecutivo bonaerense la proyección de una oposición dividida era casi absoluta.

Algo para ganar, mucho para perder.

En la emisión anterior de esta columna se planteó la disyuntiva a la que se enfrentaba Kicillof, antes sobre un terreno hipotético, ahora sobre una candidatura confirmada. Si el peronismo pierde las elecciones en la PBA, las luces se posarán sobre él. Tendrá el bastón de mariscal, pero de mariscal de la derrota. Podría intentar una narrativa de trasladar la responsabilidad a CFK, por forzar la nacionalización de la elección al postularse, pero cuesta asignarle chances de éxito a esa hipótesis. 

Si, por el contrario, el peronismo logra la victoria, las luces de ese resultado las absorberá la figura de la expresidenta. Si Sergio Massa es candidato por la Primera Sección electoral y también logra un buen resultado, podrá robarle algunos focos. Cuesta ver, desde acá, qué escenario debería configurarse para que Kicillof salga de las elecciones bonaerenses con el traje de candidato natural del peronismo para 2027.

Sin la tercera no se puede; con la tercera no alcanza.

¿Y si CFK pierde la Tercera Sección? Desde que el kirchnerismo existe como fuerza dominante de la galaxia peronista solo ganó una elección de medio término en la provincia de Buenos Aires. Fue la de 2005, la que usó Néstor Kirchner para medirse con el duhaldismo y coparle el conurbano. Ese año, Cristina le ganó a Hilda «Chiche» Duhalde y se convirtió en senadora, en una elección que Aníbal Fernández calificó como de «alta peluquería». Desde ese año, hasta hoy, el peronismo perdió todos los comicios de medio término en la PBA.

Sin embargo, pese a esas derrotas a nivel provincial, el peronismo ganó en todas esas elecciones -2009, 2013, 2017 y 2021- en la Tercera Sección electoral. ¿Qué sería del futuro electoral y político de CFK si pierde en una región del conurbano en la que su partido no conoce la derrota desde 1997? Un cuadro catastrófico que será difícil de interpretar de un modo distinto a un cambio de época. Real.

De este dato, además, se desprenden otras dos lecturas. Una, es que el no peronismo, en sus distintas versiones y épocas, viene ganando las elecciones legislativas en la PBA ininterrumpidamente desde 2009 perdiendo siempre en la Tercera Sección, la más poblada. La otra, es que el peronismo lleva la misma cantidad de tiempo ganando la Tercera y perdiendo la provincia. Para el peronismo, sin la Tercera no se puede, pero con la Tercera no alcanza.

La nacionalización de la derrota.

La expresidenta habló también del riesgo de nacionalización de una derrota en la PBA. «¿Cómo va a irradiar un mal resultado electoral [en las desdobladas de septiembre] al resto del país?», se preguntó. La semana pasada, en esta nota  se explicó el temor extendido a otras provincias sobre el impacto en sus propias elecciones de una derrota bonaerense en septiembre.

Esto ya se había puesto en discusión en la reunión del Consejo Nacional del PJ de la semana pasada, donde se puso como ejemplo el caso de Santiago del Estero. El gobernador de esa provincia, Gerardo Zamora, fue quien mandó a medir cuánto tardan los votantes en un esquema de elecciones concurrentes, en el que conviven la nueva Boleta Única de Papel (BUP) y la lista sábana tradicional. El resultado fue pésimo: al ritmo de ese resultado podrían votar la mitad de las personas. De ese cálculo se valió el gobierno bonaerense para justificar el desdoblamiento que ordenó Kicillof.

Sin embargo, e incluso con ese informe en la mano, Zamora unificó las elecciones de su provincia con las nacionales. Un oficialismo santiagueño acostumbrado a obtener resultados extraordinarios -las últimas tres elecciones a gobernador superó el 60% de los votos, con más de 50 puntos sobre su inmediato competidor-, incluso con el riesgo de esa demora y del impacto en el humor del electorado, este año decidió que se elija todo junto: el 26 de octubre, en su provincia se elegirán senadores y diputados nacionales, legisladores locales y, además, la sucesión de Zamora en la Gobernación. 




Fuente: CORTA

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